El día 22 de febrero asistí en Barcelona a una
conferencia titulada “Vitoria: de anillo verde urbano a sistema ecológico integrado en la escala bioregional”, a cargo de Lusi Andrés Orive, ex-director del Centro de Estudios Ambientales de la ciudad y uno de los principales artífices del anillo.
La conferencia comenzó con una imagen de satélite de la ciudad, situándola a nivel geomorfológico, para a partir de aquí explicar como se desarrolló el proyecto de anillo verde desde su origen, las dificultades que fueron apareciendo, los problemas que fue superando, etc. La sala estaba encantada, el proyecto parece genial desde el punto de vista ecológico, los gasteiztarras están contentos con él, los políticos venden la idea de ciudad verde y recogen premios por el mundo, ¿qué más se puede pedir?
Pero al final de la conferencia Orive dedicó sus últimos minutos a mostrar la fotografía actual y, ¡oh, sorpresa! ¡El anillo está en retroceso, en peligro! A pesar del rédito de imagen y del rédito político que el anillo ofrece la política urbanística de la ciudad ha girado la cara al anillo. La sala se quedó atónita. Alguién preguntó de quién es la culpa. Oribe respondió alguna cosa parecida a la que había afirmado en otra conferencia:
“la toma de decisiones sobre el territorio ha sido, desgraciadamente, muy arbitraria, ha sido muy direccionada por poderes económicos directos y a dedo donde estaban las oportunidades de mayor beneficios directas”.
Orive no se callá y parece un visionario. En una
entrevista de diciembre de 2010 hablaba de los déficits de funcionamiento ecológico del Anillo Verde y consideraba que el
Premio Green Capital 2012
“va a servir para ser más autocríticos, porque habrá muchas miradas exteriores puestas sobre la ciudad y se van a tener que hacer bien las cosas”
El 31 de marzo el presente alcalde reconocía que el modelo de desarrollo de los últimos años era equivocado después de un toque de atención del jurado del premio. La intervención no tiene pérdida y resulta increíble que por primera vez haya este reconocimiento público, aunque sin duda responde al freno que la crisis ha supuesto a la especulación inmobiliaria.
La ciudad camina sin rumbo y sus actuales dirigentes ahondan en los desastres del los tiempos del PNV (especialmente en lo que se refiere a especulación urbanística) y destrozan las cosas buenas que dejaron, sobretodo en servicios sociales y medio ambiente. De momento la crisis está teniendo un impacto positivo en algunos aspectos de la gestión del territorio, frenando barbaridades urbanísticas proyectadas o ya iniciadas. Si continuáramos en época de vacas gordas estoy segura que el alcalde no habría realizado este reconocimiento. Hasta hace poco, y seguramente todavía en ciertos espacios, el crecimiento desproporcionado, en barrios mal estructurados, de baja densidad y llenos de pisos de protección oficial era y es motivo de orgullo.
"Relaciones ciudad-naturaleza: hacia modelos de planificación territorial más sostenibles en Vitoria-Gasteiz". Luís Andre Orive, Madrid, marzo de 2006.