Reflexiones sobre Educación Ambiental y algunos de sus actores
La semana pasada asistí a una jornada sobre la investigación en la Educación para la Sostenibilidad. Tengo que reconocer que no comparto la visión de la Educación para la Sostenibilidad, que mi concepto de Educación Ambiental es mucho más amplio y rico. En cualquier asistií por motivos laborales y me parecía interesante ver qué trataban en la jornada. La experiencia me ha dado para pensar y para hablar estos días y, en general, de forma negativa. Algunas reflexiones rápidas podrían ser las siguientes.
Un profesor universitario de una disciplina de la Ciencias Naturales (por abreviar) va considerar que, frente a la falta de información veraz y rigurosa de los medios de masa y especialmente de Internet, la función de la universidad debe dejar de ser informativa, con científicos comunicadores, para ser formativa, de comunicadores científicos. Esta frase podría ser interesante si hubiera sido formulada de otra manera por otra persona. Pero el dicho profesor, que se auto situaba en el grupo de los “científicos comunicadores”, en mi opinión, demostró nulas capacidades comunicativas. Su desconocimiento del ámbito de la comunicación era tan absoluto que lo primero que debería hacer esta persona y muchos científicos de perfil “naturalista” que se consideran “comunicadores”, es formarse con profesionales de la comunicación. Si para tratar datos climatológicos o de calidad de aguas es necesaria una formación para ser rigurosos, para comunicar estos es necesario formarse en la difícil tarea de no hablar para uno mismo ni de tratar al otro de forma simplista.
Una persona de la administración pública afirmó, después de varias ponencias sobre investigaciones universitarias realizadas con la colaboración de entidades sin ánimo de lucro, que si los investigadores necesitan alguna cosa en algún momento recuerden que pueden ir a una entidad a pedirla. En mi opinión las entidades no tienen problema en colaborar con quien sea que se interese por el trabajo que realiza, sin duda alguna. Pero ya es hora de reconocer a las entidades como actores válidos para plantear y desarrollar investigaciones y proyectos de forma conjunta desde el inicio y no como un banco de recursos al que acudir cuando nos interesa, ya sea desde la universidad, la empresa o la administración pública.
Per último estuve en dos presentaciones de investigaciones que están en marcha y resultó ninguna de ellas trataba sobre la Educación para la Sostenibilidad o la Educación Ambiental, tal como se suponía. Una de ellas utiliza una actividad de tipo ambiental como excusa para desarrolla una investigación de perfil sociológico, pero sin tener en cuenta, en ningún caso, los aspectos desarrollados en la propia actividad ambiental. La otra, una investigación socio-pedagógica, ni siquiera plantea de partida nada relacionado con la Educación Ambiental, pero los resultados de las primeras fases han dado lugar a frases relacionadas con el medio ambiente y, a partir de a aquí, se ha subido al carro de la Educación para la Sostenibilidad, en este caso como excusa para poder presentar la investigación en más espacios. Las dos investigaciones me parecieron muy interesantes pero, en el marco de la jornada, completamente decepcionantes. Ninguna tiene por objeto aportar nada al ámbito teórico de la Educación Ambiental. En mi opinión ya es hora de que la universidad empiece a tomarse en serie la Educación Ambiental y se preocupe por investigar específicamente sobre ella.
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