jueves, 28 de febrero de 2008

El sapo en el bolsillo del gángster

El sapo en el bolsillo del gánsgter

El caracol se quita la camisa
y después los pantalones.
Saca los cuernos al sol
y se los corta su esposa con una tijera.
Apaga la luaz y sonríe el sol.
Los caracoles duermen ya
tranquilos y abrazados.
Un paraguas se abrió en la tarde,
de pronto salió un sapo saltando.
Repetía nervioso la cancioncilla:
eres absurdo tomando cacao,
eres mi lelo tomando cacao mascado.

Una ametralladora,
en el estuche de un trombón,
no esperaba a nadie,
no estaba nerviosa,
no había trabajado nunca.

Cebra, calienta a la niña apestada
con tu abrigo de visón,
y lía un cigarrillo de lana,
ponlo a todo volumen.

Los caracoles duermen ya
tranquilos y abrazados.
El sapo está en el bolsillo de un gángter.

Javier Corcobado

Flores rojas y verdes

Un niño

Una vez un niño fue a la escuela. Él era muy pequeño y la escuela era muy grande. Pero cuando el niño vio que podía ir a su clase, caminando directamente desde la puerta de la calle, se sintió feliz y la escuela no le parecía tan grande de esa manera.
Una mañana, cuando llevaba poco tiempo en la escuela, la maestra dijo:
- ¡Hoy vamos a hacer un dibujo!
- ¡Bien! -pensó él.
A él le gustaba dibujar. El podía hacer todas las cosas: leones, tigres, gallinas y vacas, trenes y barcos... Y tomó su caja de lápices y comenzó a dibujar. Pero la maestra dijo:
- ¡Esperen! ¡No es hora de comenzar!
Y él espero hasta que todos estuvieron listos.
- ¡Ahora! -dijo la maestra- ¡vamos a dibujar flores!
-¡Bueno! -pensó el niño. A él le gustaba dibujar flores, con lápiz rosa, naranja, azul. Pero la maestra dijo:
- ¡Esperen, yo les mostraré cómo se hace! ¡Así! -dijo la maestra. Y era una flor roja con tallo verde.
- ¡Ahora sí! -dijo la maestra- ¡Ahora pueden comenzar!

El niño miró la flor de la maestra y luego miró la suya. A él le gustaba más su flor que la de su maestra.
Pero no se lo dijo a nadie. Simplemente guardó su papel e hizo una flor como la de la maestra. Era roja, con el tallo verde.

Otro día, cuando el niño abrió la puerta de la calle, la maestra dijo:
- ¡Hoy vamos a trabajar con plastilina!
- ¡Bien! -pensó el niño. Él podía hacer todo tipo de cosas con plastilina: víboras y muñecos de nieve, elefantes y rabitos; coches y camiones... Y comenzó a apretar y a amasar la bola de plastilina, pero la maestra dijo:
- ¡Esperen! ¡No es hora de comenzar!
Y él esperó hasta que todos estuviesen listos.
- ¡Ahora! -dijo la maestra- ¡nosotros vamos a hacer una víbora!
- Bien -pensó el niño. A él le gustaban hacer víboras. Y comenzó a hacer unas de diferentes tamaños y formas. Pero la maestra dijo:
- ¡Esperen! ¡Yo les mostraré cómo hacer una víbora larga. ¡Así! -dijo la maestra- ¡Ahora pueden comenzar!
El niño miró la viborita de la maestra. Entonces, mió las suyas. A él le gustaban más las suyas que las de la maestra. Pero no se lo dijo a nadie. Simplemente amasó laplastilina en una gran bola e hizo una viborita como la de la maestra. Que era una viborita larga.

Y así siempre. El niño aprendió a esperar. Y a observar. Y a hacer cosas como la maestra. Y así él no hacía las cosas por sí mismo.

Entonces sucedió que el niño y su familia se mudaron para otra casa, en otra ciudad. Y el niño tuvo que ir a otra escuela. Esa escuela era mucho mayor que la primera. Tenía puerta de la calle para llegar a un salón de entrada. El tenía que subir algunos escalones y seguir por un corredor largo para finalmente llegar a su clase.

Y justamente en el primer día que él estaba allí, la maestra dijo:
- ¡Hoy vamos a hacer un dibujo!
- ¡Bien! -pensó el niño. Y esperó a la maestra para que le dijera cómo hacer. Pero ella no dijo nada. Apenas si andaba por la clase. Cuando se acercó al niño ella dijo: ¿Tú no quieres dibujar?
- ¡Sí! -dijo el niño- pero ¿qué vamos a hacer?
- ¡Yo no lo sé hasta que tú no lo hagas! -dijo la maestra.
- ¿Cómo lo haré? -pregunto el niño.
- ¿Cómo dices? De la manera que tú quieras.
- ¿Y de cualquier color? -preguntó él.
- De cualquier color -contestó la maestra- Si todos hiciesen el mismo dibujo y usasen los mismos colores, ¿Cómo podría saber yo quién hizo qué? ¿Cuál sería de quién?
- Yo no sé -dijo el niño.

Y comenzó a hacer una flor roja, con el tallo verde.


Helen Buckley

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Por momentos tengo la sensación de que sólo sé dibujar flores rojas con el tallo verde (reflexiones de clase de didáctica).

sábado, 23 de febrero de 2008

3 libros de viajes

Lista de novelas (no gráficas) de viajes que me han marcado:

- El alquimista de Paulo Coelho. Llegó de la mano de un gran educador, montañero, malabarista, persona... y en cierta forma viajero incansable. y era lo que necesitaba leer, en plena adolescencia, decepcionada con el mundo, asqueada de todo lo que había creído como válido hasta entonces. Coelho no me ha vuelto a sorprender pero "El alquimista" fue una referencia con la que volver a encarar la vida.

- El viajero de Gary Jennings. Marco Polo es sin duda uno de los viajeros más míticos. No sé si hay una novela que lo retrate mejor que la de Jennings, pero muy pocos textos me han atrapado como el suyo. Este llegó por recomendación de un marco polo moderno, de sonrisa sincera y gran fuerza interior, pero sobretodo, mejor amigo.

- Viaje a pie de Julio Villar. No sabría describiros la magia de este libro, que habla de un viaje sencillo, con palabras sencillas. Cuando Iker comenzó su primera gran travesía me dejó este libro para leer. No tengo ninguno de los ejemplares que he comprado. Es un libro que parece tener pies, o alas, que quiere seguir viajando y a mi ya me conoce. Siempre aparece alguien a quien termino regalándoselo. No lo encontraréis en biblioteca seguramente, pero no lo dudéis. Si se pone en vuestro camino tal vez os estaba esperando.


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Curioso, los mejores libros suelen llegar de mejores personas. Los mejores libros de viajes además me han llegado de personas que viven el viaje de la vida con la emoción y la ilusión del niño que comienza a andar.

viernes, 15 de febrero de 2008

Big Culo Day - 15 de febrero


Del maestro, como no.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Precavidos

Caracol de Jacobo Fernández Serrano
De vez en cuando miraros las espaldas, para ver quién os intenta pisar en ese momento.

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Ilustración de Jacobo Fernández Serrano

martes, 12 de febrero de 2008

Rebeldía

El umbral de rebeldía propio de cada individuo es el número mínimo de individuo (contando él mismo) que son necesarios para que ese individuo se rebele cambiando su pauta de conducta. Cada individuo, por otro lado, conoce su umbral de rebeldía y el de aquellos otros individuos, sus vecinos, que están directamente conectados a él en la red.

Juan Urrutia Elejalde, Aburrimiento, Rebeldía y Ciberturbas (vía)

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Últimamente están poniendo mi umbral de rebeldía en duda, sobretodo al comprobar una y otra vez que el umbral de rebeldía de aquellos que están directamente conectados conmigo es casi inexistente.

martes, 5 de febrero de 2008

Pedir ayuda

- Yo buscando un hombre y no me acordaba que tú estabas aquí. ¿Me ayudas a bajar unas cajas?

- ¿Y todo el departamento lleno de mujeres que está abajo no puede ayudarte?

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No lo ha dicho él, a quien pedían ayuda. Lo he dicho yo (que soy una bocazas).

Siempre recordaré cuando el padre de la vecina se cayó de la cama, ya estando muy mayor y débil. Lo único que supieron hacer otras dos vecinas fue decir: No está Ignacio, ni Francisco, ¿a qué hombre podemos llamar a esta hora?. A ninguno. Somos tres mujeres y no necesitamos a ninguno para levantarle. Le levanté sola, tal como le había escuchado explicar a la vecina. ¡Ay, qué bien lo has hecho, nos has dejado sorprendidas! A mí también, de que seáis tan inútiles. Se nota que habéis tenido alguien en casa que os hiciera las cosas. Mi madre no se quedaba mirando a los problemas porque no tenía un hombre en casa.

No se trata de no pedir ayuda a los hombres. Soy la primera que lo hace, y muy poco lejos habría llegado si no hubiese pedido y aceptado su ayuda, a todos los niveles. Pero sólo cuando valoremos nuestras propias capacidades, no sólo nos estaremos ayudando a nosotras mismas, sino que por fin podremos ayudarles a ellos.

Asumiendo decisiones

Hoy creo que me he hecho mayor. Acabo de hacer algo que no había hecho nunca, algo que por mucho que hubiera pensado no había llegado a realizar, no me había visto en la situación real de enfrentarme cara a cara con ello. Mejor dicho, con ellos, que se creen que tu vida depende de su caridad.

Tengo una centrifugadora en el estómago, como cuando tuve que entrar al último examen de la carrera. Me he jugado el cuello sabiendo que las consecuencias seguramente sean nefastas. Y tal vez sólo ha sido el primer asalto. Puede que mañana llegue otro, que se cree más poderoso aún, e intente ponerme contra las cuerdas, demostrandome que mi osadía es patética y que la diginidad es un cualidad que se compra con dinero. Creo que intentaré sonreir, como he hecho esta tarde, pues mi argumento es de una simpleza tal que puede resultar hasta estúpido usarlo.

Soy una privilegiada y puedo permitirme el lujo de haberlo hecho, igual que me permito otros lujos. Pero es curioso como pueden hacerte sentir mal por defender tus derechos. Ahora mismo no estoy plétorica de alegría por haberlo hecho. Necesito explicar que no ha sido un gesto gratuito, que estaba justificado. ¿Pero si tenía razón por qué necesito el beneplacito de quien realmente me importa? Ahora debería sentirme grande y me siento pequeña, me siento más humilde que nunca. Nunca había sido tan sincera con ellos.

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Humildad (DRAE)
1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.

lunes, 4 de febrero de 2008

Móvil "calderiano"


Tenía pendiente una foto de mi otro super regalo de navidad. Le he robado la foto a los reyes, pero bueno, no es lo primero que le robo para el blog (como la idea de "poesías urbanas"), así que espero que no se enfade.

Por cierto, doble aniversario, segundo año en Barcelona y primero del blog. Lo pasaré currando y en clase. He visto la luz del sol los 20 minutos de camino al trabajo y los 15 que tengo de descanso, que me he dado un paseo alrededor de la oficina. Ya que no lo celebraré la foto del móvil me parece apropiada. Representa muchas cosas de mi vida actual, muchas cosas geniales, que son un excelente motivo para estar contenta en esta ciudad en la que pensaba estar 5 semanas.