lunes, 7 de enero de 2008

Magia de música y colores


¿Qué se necesita un día de reyes cualquiera para que, empezando un tanto deprimida, mejore con un opíparo banquete y finalice completamente flipada?

Sí, estaba un tanto deprimida, con la familia llamando, explicándome qué estaban comiendo y echándome la bronca por no haberme comprado un rosco para mi. En ese momento sabes que lo que necesitas es una buena comida, pero caes en la absoluta apatía, falta de idea, de ganas de cocinar y de contenido en la nevera.
Y en ese momentos te acuerdas de aquellos panecillos de un compañero de piso, que rescataste de la basura cuando se pusieron duros y que guardas para hacer un flan de queso. Buscas qué tienes de sobras y abres una sobrasada ibérica que ha llegado con los reyes gracias a una cesta de navidad qué te tocó de la forma más sorprendente días antes, y te montas un súper banquete.
Una velita, vino de casa (sí, mi familia hace su propio vino, entre otras muchas cosas) y para terminar un traguito del patxarán de guindas (también de casa).

El banquete casi se me fastidia con una llamada de la familia, con toda la buena intención, pero lo primero que me dijeron fue: aquí tienes tu trozo de rosco y no ha salido el haba, así que el año que viene ya sabes que toca estar aquí y pagarlo. El año que viene, si hago lo que se supone que tengo que hacer, estaré en pre exámenes igual que este año, pero si puedo claro que lo pago.

Una vez llenado el buche y alegrado las penas estaba ya toda animada y satisfecha con mi solitario banquete y nerviosilla con lo que pudiera llegar por la tarde, pues ya sabía que aunque lejos de la familia alguna sorpresa caería. Así que me puse toda guapa a falta de otra oportunidad para hacerlo.

Entonces cualquier tipo de expectativa queda extraordinariamente lejana a la realidad. La tarde se llena de regalos inesperados, con espirales caracolescas y salamandras; se llena de música en directo y de música grabada en otro directo, ambos exclusivos para mi; y se llena de formas y colores que bailan en el aire de forma mágica.

No seréis capaces de imaginar qué me han traído los reyes: un maravilloso cd del concierto en directo que me regalaron en mi cumpleaños y un móvil echo a mano inspirado en los de Calder.

Y por la noche cruzando la ciudad en moto probando una Holga que llegó con el Olentzero.


Foto alojada en Flickr

3 comentarios:

godsfork dijo...

o sea que un bonito día de regalos, a ver si ahora vas a preferir a los reyes antes que el olentzero!! jur jur

besos!

tzesire dijo...

yo soy de olentzero, ya sabes que eso es indudable, pero yo no tengo nada contra nadie que haga regales tan chulos, la verdad. soy una persona muy tolerante a ese respecto.

godsfork dijo...

jajajaja
muy buena respuesta

Primera nevada en Burgos (aunque poca y no me he quedao...)