Snailme, didgeridoo
Una de las situaciones más curiosas en las que me he encontrado ha sido la de intentar montar un didgeridoo en Estambul. Allí nos ves, a una panda de turistas occidentales, buscando un tubo largo en las tiendas de fontanería, motores y demás cachivaches que hay en la colina de Gálata. Casas grises, tiendas sucias llenas de trastos y unos cuantos abuelos viendo pasar a los guiris de turno que tras visitar la Torre se han despistado al bajar.
Cuando los lugareños nos vieron entrar en una tienda sí y en otra tienda también debieron quedarse flipados. Terminamos comiendo en un chiringuito que había en una de aquellas callejuelas y comprando un tubo. Y por la tarde buscando en el bazar egipcio cera para hacer una boquilla.
Al final Iker consiguió montarse su didgeridoo pero después de unas semanas cargando con él terminó hartandose y no llego hasta Katmandú. Es lo que tiene viajar en bici con la casa a cuesta.
Por cierto, Iker viene el sábado 24 de febrero a Barcelona a dar una charla sobre el viaje que realizó en bicicleta durante casi un año, de Matauko a Katmandú. No habla del didgeridoo pero tiene unas fotos preciosas y la charla es muy amena. Está todo el mundo invitado a venir a la Fusteria de Sarrià (Pasaje Canet 11) a las 20:30.
Un artículo sobre su viaje en el Berria
2 comentarios:
y tu sabes tocar el didgeridoo ese? mola!
(te encontré xD)
al final era facil de encontrar si te ponias a indagar
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