Tendencias de verano
No deja de ser curioso el tema de las tendencias. Al polidevortivo de l'UPC, donde nos reunimos cada miercoles la Associació In Extremis (que por cierto, acabamos de estrenar blog!) para practicar malabares, Ediciones Condé Nast ha comenzado a dejar gratuitamente algunas de sus revistas. La GQ no me ha gustado nada pero la Architectural Digest me resulta, por el contrario, frívolamente divertida.
Todos los números tiene un pequeño apartado con lo que se lleva y no se lleva. En los meses de julio y agosto "subían" las mesitas con sobre de azulejos y las esteras, para las terrazas y porches de nuestros chalets. Para decorarlo tocaba usar buganvillas, ikats (unos tejidos dels sudeste asiático) y cerámica popular, que no pega para nada con el estilo balinés.Como ha sido el verano de la crisis, tocaba playa, y como Formentara se puso de moda gracias a una canción y una cerveza también se llevaban los capazos, esos bolsos de rafia enormes, y los chiringuitos. E incluso beberíamos cerveza, como en el anuncio, pero, con distinción, las "artesanales". Y para ser el más "in" nuestra música sería el weird folk, como nos recomendaban Too Black.
No se llevaban las gerberas y las margaritas, y es que ya cualquiera tiene flores frescas en casa. Tampoco los muebles barco, estos que ocupan toda una pared y por ejemplo, llevan adosada la cama de 90 en la habitación del crío. Ni las esculturas de piedra artificial en el jardín (malditos "nuevos ricos" sin gusto). Y están pasadísimas las barritas de incienso y la música chill-out!
Pero sobretodo, no se llevaban las visitas. En serio. Con esto de la crisis no había que poner a nadie en un compromiso. Y la puntilla de la distinción: nada de best-sellers. Ahora el populacho lee y además son tochos gordos, así que tocaba volver al periódico, de papel, para continuar pareciendo intelectuales.
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