De viaje por Guinea Ecuatorial

Ebebiyín 20/08/05

El director del hospital ha invitado al grupo de teatro a participar en las fiestas de su pueblo, en la otra punta del país. Hemos tenido que pedir un salvoconducto al delegado del gobierno en Kogo para evitar problemas en las barreras militares, en el cual figuran los nombres y apellidos de cada uno. Además de todo el lío que supone alquilar el coche, decidir dónde dormimos tanta gente, cómo nos organizamos con las comidas, qué material tenemos que llevar y demás, el mayor problema es conseguir que todos viajen con algún tipo de documento identificativo.

Para venir de Bata a Kogo no suelen tener problemas y muchos pasan de gastarse dinero en fotos y en papeleo, pero cruzar todo el país no es tan fácil. Pero lo mejor de todo no es que ellos no estén identificados, sino que nosotras dos, las voluntarias que hemos llegado este verano, estamos ilegales desde hace más de un mes. Entrar en el país es siempre más que complicado y cuando se consiguen visados no son por más de 15 días. Desde que hemos llegado no hemos vuelvo por Bata, así que ha sido imposible arreglar nuestro visado. En el último momento hemos conseguido un carné de cooperante y con esto hemos conseguido pasar.

Han sido cuatro barreras hasta Kogo, las de siempre, y después 7, 8... no sé, muchas! Y nos queda una de la ciudad a el pueblo. En la mayoría no nos han puesto problemas, pero en un par nos han hecho bajar, han mirado los documentos y han hecho un poco de teatro para intentar sobornarnos. La AAMI nunca paga sobornos, al menos el grupo de cooperantes que estábamos entonces, y eso puede suponer horas discutiendo con el militar o el funcionario de turno. En este caso con enseñar el salvoconducto y dar a entender desde el principio que no lo haríamos ha bastado. ¡Qué mala leche de viaje, paradita aquí, paradita allá! ¡Y nos queda volver!