viernes, 27 de julio de 2007

Cargando con el nkué

Kogo 07/08/05

Hoy hemos montado una barbacoa con un bidón de gasolina, una llanta de coche y un parrilla de una nevera, o algo así. Así que ha tocado ir por leña y para traerla nos hemos llevado un nkué, una cesta que hemos cargado tal como lo hacen las mujeres oká, con una cinta de cuero atada a la frente (en la zona ntumu las cestas llevan dos tiras a modo de mochila y se cargan a la espalda). Los niños cuando nos vieron pasar cargando con la leña se partían de risa (para variar). A la mayoría les es muy difícil imaginarse a los blancos haciendo trabajos de fuerzas, oficios o en la finca. Piensan que en Europa no hay agricultura, todo nos llega de fuera. Y los pocos blancos que van les confirman esta impresión: cooperantes, más o menos cualificados, religiosos, empresarios, médicos, profesores... casi todos trabajan en oficinas, con papeles, con acceso a ordenadores, con gente contratada que les hace las tareas del hogar. No recogen leña, no arreglan sus coches, no van a la finca o tienen un huerto, no limpian o se lavan la ropa. Esta percepción llega al punto de que algunos se ponen nerviosos si ven que tienes que cargar con algo, te estás ensuciando o situaciones similares.

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Definitivamente nosotros eramos cooperantes raritos. Vivíamos en una casa que era un lujo en comparación a las suyas y teníamos unos comodidades que ellos no se podían permitir (como una nevera de petróleo). Pero también montamos un huerto, nuestra barbacoa casera, cargábamos la leña, teníamos un logista que arreglaba lo que fuera y se atrevió hasta a desmotar todo el motor del coche con un mecánico gabonés, comprábamos los animales vivos y los matábamos en casa o el pescado directamente en el puerto como hacían ellos...

Que penita el pato, con lo guapo y lo bonito que se le estaba poniendo el plumaje. Y mira que llegó mustio y era el más tonto del barrio, que hasta el pollo más pequeño le robaba la comida (que pesadas las gallinas de los vecinos todo el día por nuestra casa). Pato en fang se dice suá. Es una de las poquísimas palabras que recuerdo.

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