La noche de los espirítus
No tengo nada escrito del día 04/08/05 en Kogo en el diario de la bitácora, pero sí, y mucho, en el personal. Aquella noche en que Gasteiz salía desenfrenada de Celedón y comenzaba la Blanca entre pote y pote, yo tuve el privilegio de asistir a un oviri, un ritual de consulta a los espíritus, que nosotros tendemos a generalizar bajo el nombre de bwuti.
Uno de los lugares donde se realizan en Kogo estaba muy cerca nuestra casa. Desde lo alto de la colina donde vivíamos se escuchaban muchas noches los cantos de las ceremonias que se hacían al pide de la misma y ese día no dudé ni un momento en aceptar la invitación que nos hizo alguien muy allegado a la AAMI en la ciudad, pues resulta muy difícil poder asistir a algo así.
No voy a contar pormenorizadamente lo que allí vi. Este blog no me parece un lugar adecuado. Es un tema muy serio para ellos y no sé si sería capaz de transmitir el mareo de sensaciones que me produjo aquella situación, desde un profundo respeto hasta casi la risa, pasando por la perplejidad y por la decepción en diversos momentos. Casi nadie me pregunta cómo fue mi experiencia en Guinea Ecuatorial y este fue un momento bastante especial, así que prefiero contarlo en persona a quien le interese. Rescato aquí, de memoria, algunos apuntes del sitio y de la atmósfera creada (o dado que es de memoria y no he releído el diario os dejo las sensaciones que el tiempo ha ido modelando en mi desde entonces).
La sensación general fue por supuesto de sorpresa (no era capaz de imaginar lo que iba a ver) y sobretodo de fuertes contrates. El lugar espiraba misterio, espiritualidad, secretismo, pero a la vez había demasiados elementos que lo tornaba un tanto subrrealista y que desdibujaban el carácter original y verdaderamente animista de la ceremonia.
Al principio me fijé en todo el conjunto, en la repetición cíclica de la música y los cantos, en los bailes de la mujeres alrededor de los "enfermos" (en este caso no eras enfermedades física, lo cual me tranquilizó bastante, no me hubiese gustado presenciarlo de saber que dos personas yacían en el suelo atiborradas de iboga en un estado de salud más o menos preocupante), las reacciones de todos los participantes que había en el recinto ceremonial... Pero según pasaba el tiempo allí observando, los detalles comenzaron a tener más importancia y son los que me han dejado las sensaciones más vívidas: el olor, de polvos de talco y de la colonia "Aromas de Castilla"; los vestidos, los mismos que usan en la misión católica o en otras iglesias; la música, donde el instrumento que no cesaba y en el que se sustentaba el ritmo eran varias arpas y donde la percusión era mucho menos importante de lo que imaginaba; la profusa imaginería cristiana, los cristos del sagrado corazón, las vírgenes negras, y otras imágenes marianas; los espejos y los candiles en la cara de los "enfermos" que favorecieses los efectos del iboga; los niños, que medio dormidos medio despiertos participan en el oviri; la decoración, que incluía algunos elementos más bien... rocanvolescos.
A modo de anécdota decir que había intentado no crearme una imagen previa, pero si esperaba un ritual mucho menos cargado de referencias cristianas y con una ornamentación más tradicional. Yendo con el grupo de teatro haciendo educación sanitaria, cuando habían representado alguna ceremonia de este tipo, un bwuti, para reproducir el ambiente se vestían con unas sábanas blancas y unos pañuelos en la cabeza y cogían un bote de talco y se liaban a echar polvos de talco por todos lados. Yo pensaba: "joe, que cutres, ya podían echar los polvos en un cuenquitos y no andar con el bote a lo bruto y quedaría bastante mejor". Cuando llegué a una ceremonia de verdad y vi el bote inmenso de polvos de talco y el otro bote inmenso de colonia no pude dejar de esbozar una sonrisa. Ya saben, la realidad siempre supera a la ficción...
Que los espíritus les protejan.
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Creo que Aromas de Castilla ha cambiado de packaying. Al volver de Guinea estuve viviendo una temporadita en Coruña y me encontré la misma colonia en un escaparate junto a la Plaza de Lugo. Ahí sí que me salió una sonrisa enorme. Si supieran los efectos "reanimadores" que tiene tras los trances... ;)
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