Sirenas, espíritus y nuevos dioses
Kogo 20/07/05
Las sirenas existen. Al menos en Guinea Ecuatorial. Un amigo de un tío de un primo de no sé qué pueblo de Cabo San Juan, vio una. Seguro. Y por supuesto todo el mundo tiene a ese amigo, tío o primo para contártelo. Y aunque no lo tengan, ¿cómo puedes ponerlo en duda?
Es bonito creer en sirenas. Además, mejor creer en sirenas que no creer en nada. Pero los guineanos creen en demasiadas cosas. Cuatro iglesias en un poblado que no llega a los 400 habitantes resulta un poco excesivo y en Kogo no sé cuántas puede haber, pero demasiadas. Todo su tradicional mundo animista ha sido aprovechado por las religiones. Ha sido muy fácil para ellas. No tuvieron que inculcarles miedo para poder controlarlos. Alimentaron y alimentan sus miedos a los espíritus y se muestran ante ellos como los salvadores, los únicos que les pueden proteger de ese mundo sobrenatural. Y si todo esos espíritus y todos esos nuevos dioses (bueno, se supone que el mismo pero con diferente traje) existen, es completamente lógico que crean en otro tipo de seres.
Las sirenas, los espíritus y los dioses omnipresentes. Todo junto en la misma olla, cocinado a fuego lento durante tantos años, da como resultado un revuelto espiritual que necesita más de dos huevos para poder ser digerido.
A mi ya se me han atragantado, sobretodo las jodidas religiones y su puñetero dios, que en vez de de salvarles los ha esclavizado del todo en la tiranía del miedo.
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